El mundo del desarrollo de software es apasionante. Cada día surgen nuevas tecnologías, herramientas e incluso formas de desarrollar que ponen patas arriba todo lo que hasta ese momento considerábamos como cierto, y esto nos obliga a mantenernos en una constante evolución.
Como programador no puedes parar de aprender, de formarte y de estar al día si no quieres estar desfasado en muy poco tiempo. Y es por ello que es tan importante ver esta profesión como una forma de vida, y no como un simple trabajo para pagar las facturas.
¿Vas cada día a la oficina pensando en la hora de salida? ¿Sufres una depresión cada vez que llega el domingo por la noche? En el desarrollo de software, como en casi todas las carreras profesionales, la actitud es uno de los puntos más importantes para disfrutar de lo que hacemos.
El otro es la excelencia: hacer las cosas bien, ver que lo que creas cambia el mundo, que lo que aportas ayuda a los demás… Todo ello te conducirá a la felicidad, que al final es el objetivo que buscamos todos en la vida.
Mi historia
Mi nombre es Antonio Leiva, y quiero contarte un poco cómo ha sido mi vida profesional, ya que quizá puedas encontrar algo en común que te ayude a ti a evolucionar hacia ese punto en el que te gustaría estar.
Con 18 años y unas notas de las que cualquier madre se sentiría orgullosa, me vi en la tesitura de decidir cuál sería mi futuro durante el resto de mi vida.
En esta sociedad nos programan a todos bajo un mismo patrón: estudia mucho para sacarte una carrera, y busca un trabajo fijo en una gran empresa que te dé de comer el resto de tus días. Allí permanecerás hasta que te jubiles, trabajando lo mínimo para que no te echen. Mientras tanto tu jefe te pagará lo mínimo para que no quieras buscarte otra cosa.
Una vez alcanzada la jubilación, con todos los achaques propios de la edad y una vida entera sufriendo en un trabajo que no te llena, habrá llegado el momento de hacer lo que siempre has querido (suponiendo que tus nietos te lo permitan).
Eligiendo una carrera ¿se podía estar más perdido?
Y allí estaba yo, con todo eso metido en mi cabeza, y eligiendo qué carrera podría conseguir un futuro próspero para mí. La verdad que por aquel entonces no tenía ni idea de lo que quería hacer con mi vida. Me gustaban los ordenadores como a cualquier otra persona de mi edad, pero nunca me había acercado al desarrollo de software, ni mucho menos nada relacionado con el hardware. He de confesar que en mi vida he montado mi propio ordenador.
Pero había que decidir un futuro: la primera carrera más demandada por aquel entonces era Administración y Dirección de Empresas, una de las carreras con más paro hoy en día. Esto demuestra que no sirve de nada ir a lo seguro, porque nada es seguro eternamente.
La segunda, casualmente, era informática. Con más dudas que seguridades (no tenía ni idea de cómo era la carrera, ni me molesté en buscarlo) me decanté por Ingeniería Informática. Y debido a la titulitis imperante aquellos años, fui directamente a por la carrera de 5 años.
Estudiando Ingeniería Informática
Casualidad o no, parece que di en el clavo. Los años de universidad me parecieron muy divertidos. Las asignaturas que menos me gustaban eran las matemáticas, que habían sido mis favoritas en el instituto, así que he de decir que disfruté bastante estudiándola.
Pero mi paso por ella fue meramente educativo, no me impliqué para nada en el ambiente creacional que muchas universidades tienen hoy en día. Por lo que una vez acabada la carrera, tocaba decidir: ¿y ahora qué?
Hora de buscar empleo
Tomé el camino fácil. Desde la bolsa de empleo de la universidad se pusieron en contacto conmigo lo más granado de las consultoras en España. Por suerte ya tenía más o menos claros mis principios y pude filtrar un poco. En una de ellas me rechazaron por no querer venderles mi vida: viajes cada poco tiempo y horas extras no pagadas cada día. En otra me rechazaron por preguntar por el horario y por no ir en traje a la entrevista.
Finalmente acabé trabajando en Indra, una de las empresas más grandes de España, y donde las carreras vitalicias están a la orden del día: algo grave tienes que hacer para que te echen.
Así que había cerrado el ciclo: estudios, universidad y trabajo para toda la vida. Además no muy mal pagado comparado con otras empresas, y por supuesto mucho mejor que en otros sectores: la crisis ya empezaba a acechar y en algunos otros campos la gente caía como moscas. Allí me mantuve durante 4 años como consultor de Microsoft Dynamics CRM.
He de decir que no fueron malos años, aprendí mucho sobre lo que es trabajar con clientes, ya que aparte de desarrollar también hice parte de consultoría. Además aprovechaba cualquier resquicio para hacer cosas diferentes, por lo que también desarrollé algunas webs con ASP.NET MVC, algo muy novedoso por aquel entonces.
El punto de inflexión: descubriendo mi pasión
Pero poco a poco empecé a sentir que aquello no era lo mío. Iba cada mañana, hacía mis horas y me volvía a casa, pero lo que hacía entre medias no me llenaba, y empecé a tener constantemente lo que yo llamaba mis crisis existenciales: “¿es esto lo único que voy a hacer con mi vida?”.
Fue por aquel entonces que empecé a descubrir a gente como Sergio Fernández y su programa de radio, donde muchas otras personas como él estaban creando su propia realidad y viviendo de lo que les gusta. Toda esta corriente me hizo empezar a pensar mucho en mi situación y dónde me quería ver de ahí en un futuro, y claramente vi que ese no era mi sitio.
Así que tras darle muchas vueltas, creé un blog sobre Android. Había estado investigándolo y quería aprender, así que decidí que iría escribiendo lo que aprendiera durante el proceso.
Inicialmente fue un blog en Blogger, que a los pocos días, gracias a la recomendación de un amigo, convertí en un blog autogestionado. Si llevas siguiéndome algunos años, quizá lo conozcas: limecreativelabs.com. A la vez fui creando una App, Bandhook, con el único objetivo de aprender.
Tan pronto como supe cuatro cosas y vi que realmente me gustaba, empecé a buscar otros lugares donde me dejaran desarrollar esa faceta de forma profesional. Conseguí dentro de Indra moverme al equipo de movilidad. Allí conocí a gente muy interesante con la que he vuelto a cruzarme profesionalmente, pero la verdad es que seguía siendo la misma situación: vender el mayor número de proyectos posibles. Allí el desarrollo quedaba relegado a un segundo plano.
Finalmente, tras varios meses conseguí empezar a trabajar en Gigigo, una empresa en la que se dedicaban casi en exclusiva al desarrollo de aplicaciones móviles. Fue poco más de un año muy intenso, donde trabajé en varias aplicaciones bastante conocidas en España, y que me ayudaron a mejorar como desarrollador todo lo que no había conseguido en los años anteriores.
Participando en la comunidad
Aquí empecé a introducirme mucho más en la comunidad Android, y acabé creando antonioleiva.com. Descubrí que llegar a la gente en inglés era mucho más sencillo que en español, y el blog creció muchísimo en poco tiempo gracias a que algunos de los artículos se convirtieron en referencia.
Además empecé a dar mis primeras charlas. Inicialmente sólo en el trabajo, pero finalmente me decidí a dar el paso y participé en la DroidCon del 2013, con una presentación sobre patrones de interfaces de usuario.
Fue muy difícil para mí, soy una persona muy tímida y ponerme delante de la gente a hablar me parecía impensable. Pero salir de la zona de confort siempre trae consigo beneficios, y esta es una de las cosas de las que más orgulloso estoy.
Una vez que estás dentro del mundo, todo es mucho más apasionante y sencillo. Empiezas a conocer mucha gente, que como tú, ama su profesión y pone toda su pasión en ello. Y entre todos se forma una especie de rivalidad sana que hace que te esfuerces para no quedarte atrás.
De repente te encuentras con que, una vez que termina tu jornada laboral, en vez de tumbarte en el sofá a ver la tele, sólo puedes pensar en seguir investigando y aprendiendo. Entonces es cuando te das cuenta de que tu profesión se ha convertido en tu hobby (extraño, ¿verdad? La lógica dice que debería ser al revés), y no puedes parar de evolucionar e implicarte.
Además, una vez que estás en el frente, el trabajo llega a ti en lugar de ser tú el que vaya a buscarlo. Cuando has creado una marca personal, es ella la que trabaja por ti. Y además tienes la certeza de que son empresas que buscan a gente como tú, y que van a tener un ambiente en el que te vas a sentir cómodo.
Así es como me surgió la oportunidad de trabajar en Plex, una compañía en la que estamos creando un producto increíble y en la que no dejo de aprender.
Pero esto no para aquí: después decidí que el blog no era suficiente, y que tenía que dar un paso más. Fue cuando me decidí a escribir un libro, una tarea de lo más interesante y que me ha hecho llevar mis límites de lo imposible un paso más allá.
Todo ello mientras sigo formándome financieramente, mejorando mi marca personal y aprendiendo mucho sobre mí mismo durante el proceso.
¿Qué deparará el futuro?
Y todavía quedan muchas cosas por llegar, la primera en ellas la creación de DevExperto, donde vuelvo un poco a mis orígenes. Porque vosotros sois los que hicisteis que todo esto valiera la pena, y quiero daros todo lo que podáis aprender de mí.
Me encantaría conocer tu historia, así que no dudes en escribirme un mensaje o dejar un comentario en mi blog. ¡Siempre respondo!
Espero que consigas consigas lograr todo lo que te propongas.
¡Un abrazo!
Antonio
Excelente historia, uno pensaría que las crisis existenciales en el mundo del desarrollo son menos comunes de los que uno cree.
Gracias por compartir su historia.
Gracias Diego! En mayor o menor medida yo creo que todos tenemos nuestras crisis. Lo bueno es que son una oportunidad perfecta para mejorar y salir convertido en alguien mejor.
¡Hola Antonio!
Simplemente hacerte notar que el enlace para contactar contigo dirige a otro sitio.
Acabo de descubrir este blog y por ahora me parece la mar de interesante
Saludos,
Jacob
Cambiado, gracias Jacob por avisar! Y gracias por tus palabras, espero que sigas disfrutando del blog. Un abrazo!
Hola Antonio, algunos estamos en una constante duda existencial en relación a nuestro trabajo y profesión. Yo muchas veces tengo que tener cuidado de que la pasión no pase de ese umbral peligroso y me convierta en un workaholic 😉
Seguimos en contacto…
Muy bueno el relato Antonio, el link sigue dirigiendo a otro lado. La verdad es que programar para mí es un hobby, pero cuando encuentro personas que han implicado gran parte de su vida en lo que es mi hobby, siento una discreta aunque profunda admiración por ellas. 🙂
Buff, menuda torpeza la mía ? . Esta vez debería estar funcionando de verdad. Gracias por tus palabras Santiago!